Alberto Giesecke Matto, geofísico peruano considerado uno de los especialistas más destacados en el campo de la sismología aplicada y la mitigación de desastres en América del Sur, murió el 20 de agosto de 2016 a la edad de 98 años. Fue primer director y presidente del Instituto Geofísico del Perú (1947-1982); director del Centro Regional de Sismología para América del Sur, CERESIS (1968-2005); presidente del Comité Asesor de Riesgo Sísmico de la UNESCO y UNDRO; miembro del Grupo Ad Hoc y del Comité Científico del Decenio Internacional de las Naciones Unidas para la Reducción de los Desastres Naturales (IDNDR); también fue vicepresidente del Instituto Panamericano de Geografía e Historia (IPGH), presidente de la Comisión Geofísica y editor de la Revista Geofísica; y miembro de la Academia de Ciencias para el Tercer Mundo, TWAS. Nació en la ciudad del Cusco el 28 de febrero de 1918. Con un padre norteamericano y madre cusqueña, se crio trilingüe - hablando quechua y castellano en su primera infancia, y luego inglés. Su padre, el Dr. Albert Giesecke, fue Rector de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco entre 1910-1923 y Director General de Enseñanza del Perú hasta 1931, él consideró conveniente que al terminar la enseñanza primaria, Alberto Jr. viaje a los Estados Unidos para estudiar la secundaria y la universidad. Es así como comienza su propio recorrido, recogiendo experiencias que marcaron su personalidad multifacética y que sin duda lo acompañaron en su posterior trabajo caracterizado por su servicio a la ciencia y su aplicación en beneficio de la comunidad. Alberto Jr. viajó en barco, solo, justo antes de cumplir doce años. Finalmente llegó a la casa de su tío en Enon Valley, un pequeño pueblo rural ubicado a 500 km de Filadelfia - Massachusetts, un lugar donde la energía eléctrica estaba disponible solo durante 3 horas cada noche, generada por un motor; donde la gente podría obtener agua de un pozo ubicado fuera de sus casas, agua que se congelaría en invierno; y también había un teléfono comunitario único para 8 familias. Tuvo que caminar 6 km cada día para ir a su primera escuela, solo una habitación (con una estufa de carbón en el medio) y un maestro para todos los grados. - Y había imaginado que había dejado un Perú apenas desarrollado para vivir en un país muy avanzado, con todas las comodidades -. A pesar de todo esto, se acostumbró muy pronto, fue aceptado por sus compañeros y logró completar la escuela secundaria en solo 3 años y medio, estudiando ingeniería electrónica en el Rensselaer Polytechnic Institute (RPI), la universidad de ingeniería más antigua y prestigiosa en los Estados Unidos. Al regresar a Perú con 19 años, Giesecke comenzó su carrera como ingeniero electrónico en la filial de Westinghouse Co. Esto le llevó a conocer varias minas en todo el país. Dos años más tarde se unió a la Expedición Científica a Hispanoamérica, financiada por el multimillonario sueco Axel Wenner Gren para estudiar a los Mashcos, nativos de la región de Río Colorado - Madre de Dios, así como para estudiar a los Yaguas y las tribus vecinas de la región de Amazonas. También exploraron caminos y pueblos alrededor de Macchu Picchu. Al finalizar la misión, el señor Wenner Gren lo contrató junto con el geólogo canadiense Dr. Luke Lowther para realizar estudios preliminares para la construcción de una Central Hidroeléctrica en el Cañón del Pato en el Callejón de Huaylas. Ellos se encontraban dentro del Cañón cuando el 13 de Diciembre de 1941 ocurrió el desprendimiento de un glacial de la Cordillera Blanca, que embalsó y rompió las morenas terminales de las Lagunas de Acosha y Cojup; más de diez millones de m3 arrasaron la parte moderna de la ciudad de Huaraz, causando la muerte de 5,000 personas. Cuando se percataron de la avalancha lograron salvar su vida escalando la roca más de 20 metros. Este fue su primer contacto vivencial con un desastre causado por un evento natural. El vínculo de Alberto Giesecke con la geofísica se inicia en el Observatorio Magnético de Huancayo, construido por el Departamento de Magnetismo Terrestre de la Institución Carnegie de Washington. El Observatorio comenzó a funcionar en 1922 y se constituyó en el más importante del mundo por su ubicación (sobre el Ecuador Magnético), por la precisión, confiabilidad, continuidad de los datos, y por la diversidad de estudios relacionados con el campo magnético que se realizaban simultáneamente. Estos estudios incluían la actividad cromosférica del sol, física ionosférica, electricidad atmosférica, radiación cósmica, variaciones meteorológicas, sismicidad y corrientes telúricas en superficie. El objetivo era conocer el origen y la naturaleza del campo magnético de la Tierra. El Ing. Giesecke recuerda que fue invitado "a un mes de prueba" por el Dr. Paul Ledig, director del observatorio, quien a finales de 1941 trataba de encontrar un profesional idóneo para reemplazar a dos jóvenes científicos que se habían enrolado en el ejército norteamericano, y que a partir del momento en que llegó a Huancayo, el 28 de Enero de 1942, dejó de ser "Ingeniero Electricista" y se consideró un Geofísico, comenzando su carrera como "Geomagnetista" de la Institución Carnegie. Los siete años que trabajó, estudió y aprendió en Huancayo vinculado a renombrados científicos fueron una verdadera escuela de post-grado en geofísica; tal es así, que la Institución Carnegie ofreció financiarle dos años de estudios post-doctorales, mas no pudo aceptar este ofrecimiento ya que había asumido el compromiso de dirigir el Observatorio recientemente transferido por la misma Institución Carnegie al Gobierno del Perú, en 1947. Giesecke fue el único peruano que trabajó en el Observatorio de Huancayo como científico durante el período "Carnegie". No había otro peruano con su experiencia y conocimientos. Instituto Geofísico del Perú Al asumir la dirección del Instituto Geofísico del Perú, se preocupó por mantener un alto nivel de trabajo científico, manteniendo también el intercambio de datos a nivel mundial. Identificó y proporcionó beneficios prácticos del conocimiento científico del Observatorio. Por ejemplo, favoreció los Pronósticos Ionosféricos para las comunicaciones radiales de todo el país, facilitó información magnética para las cartas de navegación aérea y marítima así como para las denuncias mineras, ayudó en el pronóstico de las heladas que destruían los sembríos de papas, proporcionó los índices de evaporación para el diseño de grandes embalses; benefició los sistemas de almacenaje basados en la variación diurna de la temperatura y de la humedad relativa. Finalmente, fue con el ingeniero Giesecke se elaboró el primer Mapa Magnético del Perú que fue la base para las cartas de navegación marítima y aérea durante muchos años. Durante el Año Geofísico Internacional - AGI (1957-58), -mayor esfuerzo científico a nivel mundial con la participación de todos los países del mundo-, Huancayo fue un centro de capacitación y coordinación para los países de América del Sur en el campo de la Ionosfera y del Magnetismo, además de participar en otros 30 proyectos internacionales. De este modo, el AGI motivó la expansión del Instituto Geofísico del Perú, el cual bajo el mando del Ingeniero construyó - junto con el aporte de la NASA, del National Bureau of Standards, de la Smithsonian Institution y de la Carnegie- los observatorios de Jicamarca (el radar científico más grande del mundo), Ancón, Ñaña, Talara, Arequipa y una decena de estaciones sísmicas. Así mismo, el Ingeniero Giesecke consideró que era imprescindible formar científicos de alto nivel. Con un importante impulso inicial de la Ford Foundation, logró organizar y financiar los estudios de una docena de jóvenes peruanos en las mejores universidades de Estados Unidos e Inglaterra durante 5 a 6 años hasta lograr sus respectivos Ph. D. Para entonces, el Instituto Geofísico del Perú ya disponía de una masa crítica de doctores en ciencias de la tierra, por lo que se convirtió finalmente en un centro de investigación de gran prestigio internacional. Un episodio relevante en el trabajo de Alberto Giesecke ocurrió con la predicción del Dr. Bryan T. Brady sobre la ocurrencia de dos terremotos de gran magnitud (Mw 9.2) entre julio y setiembre de 1981 a raíz de la ruptura de la corteza frente a la costa central peruana. El ingeniero Giesecke logró el pronunciamiento del Comité de Evaluación de Predicciones de Terremotos (NEPEC) de los Estados Unidos, que luego de una semana de discusión con el propio Brady llegó a la conclusión de que "no existía base científica para avalar la predicción", evitando así el pánico de la población con los respectivos daños económicos y sociales. Centro Regional de Sismología para América del Sur El ingeniero Giesecke colaboró el año 1966 en la creación del Centro Regional de Sismología para América del Sur (CERESIS), el cual dirigió por casi 40 años (1968-2005), entregando sus mejores esfuerzos en promover la integración de los investigadores de la región latinoamericana en el campo de las ciencias de la tierra, impulsando proyectos orientados a identificar los diversos peligros tectónicos-volcánicos. Así mismo, Incentivó el desarrollo de la sismología en países como el Brasil y el desarrollo de un espíritu de cooperación internacional entre científicos e ingenieros de todos los países. Buscó también crear las condiciones para que grupos de sismólogos americanos y europeos realicen proyectos de investigación importantes en la región Andina. Entre los mayores logros de su gestión en CERESIS se encuentran su capacidad para gestionar y ejecutar proyectos regionales como el Programa para la Mitigación de los Efectos de los Terremotos en la Región Andina (Proyecto SISRA), el cual fue muy significativo para el avance de la sismología en América del Sur. Con la participación de más de 200 especialistas, elaboró el primer catálogo sísmico regional integrado. Junto con este, se realizaron los mapas regionales de intensidades máximas observadas, de sismicidad, de grandes terremotos, así como el mapa neotectónico preliminar y el análisis de los efectos económicos de los terremotos. Consideró al Proyecto de Reforzamiento Sísmico de las Viviendas de Adobe en los Andes como una "vacuna" y un seguro de vida, con un potencial social enorme pues se estima que unos 40 millones de personas viven en casas de adobe en esta región. En efecto, su eficacia se constató durante los terremotos del 2001, 2003 y 2005 en el sur del Perú y norte de Chile cuando las casas modelo reforzadas no sufrieron daño alguno. Así mismo, ha desempeñado cargos de gran responsabilidad, no solo en su país sino dentro de la comunidad científica internacional: llevó a cabo el Año geofísico internacional, los proyectos de Geodinámica, del Manto Superior, de la Litósfera y muchos otros de la Union Internacional de Geodesia y Geofísica, también estuvo presente en el desarrollo de las actividades de la Asociación Internacional de Sismología y Física del Interior de la Tierra y de la Década Internacional de las Naciones Unidas para la Reducción de los Desastres. Su preocupación por el desarrollo científico como base para el crecimiento de un país lo llevó a crear, promover, dirigir y ser parte de los diversos organismos de ciencias y tecnología actualmente existentes en su país. Alberto Giesecke ha sido reconocido por instituciones y gobiernos no solo debido a su profesionalidad sino también considerando la calidad humana y espíritu altruista mostrados, reflejados siempre en una permanente y cálida hospitalidad hacia sus colegas, brindando amistad y abriéndoles las puertas en todo momento. Ha demostrado una gran habilidad diplomática y ha luchado de manera infatigable por obtener recursos y la libre circulación de equipos de investigadores para llegar oportunamente al epicentro de los eventos y realizar registros. Con un trabajo orientado a la mitigación de los efectos de los terremotos en la región, ha permitido a lo largo de los años crear conciencia de la vulnerabilidad frente a los fenómenos naturales y la necesidad de minimizar sus efectos. La frase que generó y que se ha convertido en un paradigma es "debemos vivir en convivencia pacífica con los terremotos". Epilogo La larga trayectoria y la productiva labor de Alberto Giesecke revelan una personalidad que integra la calidad humana y científica: gran voluntad de servicio, gestión sólida y transparente llevada adelante por más de seis décadas marcando un hito en nuestra comunidad. Esto nos hace reconocer en Alberto Giesecke Matto al gran Embajador de las Ciencias de la Tierra en Latinoamérica. |